CAPITEL DE LAS ORDALIAS

Vamos a seguir ordenadamente con la descripción de este sugerente capitel que, a nuestro juicio, encierra un mensaje punitivo de la vieja ley imperante en el reino hasta las reformas de Alfonso VI quien se encargará, con el apoyo del estamento clerical, de hacer que las leyes nuevas no sean tan lesivas para la vida de los súbditos y los fieles.
Veíamos esa cara central con una clamorosa devoración, poco valorada por los historiadores. Que el pequeño leoncillo es tal, se distingue porque vuelve el rabo sobre el lomo, como es habitual en la iconografía románica. 
Resulta curioso cómo en los años ochenta, cuando Moralejo publica los artículos antes mencionados, una destacada alumna suya, Beatriz Mariño, lo hace en 1986 con un cuidadoso "In Palencia non ha batalla pro nulla re", sobre el duelo de villanos en la zona, y precisamente recorre la zona cercana a Frómista descubriendo numerosas escenas de ordalías  esculpidas en las portadas, en las que una ceremonia fundamental supone la introducción de la mano en la "bocca della veritá", como en Santiago de Carrión, en Santa María de Carrión, Arenillas de San Pelayo...y sin embargo, esta imagen ha quedado clasificada como "constructores/vendimiadores" eludiendo la clamorosa introducción de la mano en la boca del león. De todo ello haremos luego recuento, ya que debemos continuar con la descripción del capitel.

La cara lateral a nuestra derecha muestra una  escena no relacionada narrativamente con las otras dos, pero es evidente que alguna sintonía debe tener. Figuran dos hombres aparentemente desnudos sumergidos en un recipiente y manejando unas grandes palas o remos. Como fácilmente se ha dejado guiar el espectador por la escena central del acarreo, nada más sencillo que deducir que aquí se está trabajando con lo que luego acarrean: material de construcción (para eso en el otro lado hay un tallista zurdo) o en otro caso, alguien que bate, por ejemplo en un lagar. Esto ha llevado a dudosas lecturas sobre la vendimia -incluso referida a San Martín, cuya fiesta es en Noviembre, cuando ya el vino lleva fermentando muchos días- o sobre argamasa.  
Un viejo conocido (en el sentido socrático del término) ha especulado reiteradamente sobre el sentido último de este capitel y esta misteriosa escena de dos hombres sumergidos juntos y desnudos en una tina le ha sugerido, junto con los elementos de condena que subyacen en el capitel, como castigo de la homosexualidad, alusión a los zurdos (disponemos de una investigación sobre los zurdos en el medievo que tiene muchas connotaciones con estas escenas) y otras suposiciones, que creemos ahora pueden aclararse en esta propuesta.
En la visita que realizamos a primeros del pasado Octubre a Frómista en el curso del coloquio  Ars Medievalis, guiados nada menos que por Gerardo Boto, tuve la fortuna de encontrarme a una figura internacional del Arte, el profesor norteamericano Herbert Kessler, codirector, contemplando esta escena, y en mi pésimo inglés, le pregunté qué le sugería. Su respuesta, por sencilla y básica, me reveló el verdadero significado de lo esculpido. Me respondió con una pregunta: ¿ A boat? Y, efecto, todas las especulaciones se desvanecen porque el recipiente en el que se hallan no es redondo ni ovalado, tiene una forma de proa bajo la espalda del remero, que no puede ser más que dos hombres a bordo de un barco remando trabajosamente. Porque en este capitel se muestran los trabajos más duros que pudieran hacer los siervos, hasta el punto que también he recopilado información en torno a una propuesta que lo afecta indirectamente: pudiera ser el capitel de los esclavos. Y me quedé -en mi ignorancia- asombrado de la cantidad de información que no manejamos referida al mundo de los siervos - a fin de cuentas, esclavos  sin ese nombre peyorativo, pero utilizados por la misma Iglesia como resultado de herencias y donaciones. Muchos escultores eran al menos mozárabes y no hace falta recordar el empeño de Santo Domingo de Silos en recuperar los esclavos que se fugaron del monasterio, probablemente tallistas del primer taller de su famoso claustro.
Pero aparcando esa información, aún hubimos de encontrar un sentido más amplio y que nos permitiera leer un programa iconográfico más genérico que, como apuntamos, se refiere al deseo real de convertir esa vieja justicia en algo pasado y aplicar nuevos códigos. En los años en que se edifica Frómista -creemos con Prado-Vilar que inmediatamente después del Concilio de Husillos celebrado en 1088 (y que nos perdona García Guinea que tanto luchó por la prevalencia del testamento de Doña Mayor de casi treinta años antes)- el rey está otorgando Fueros en muchos de los pueblos y ciudades de su reino, probablemente con el auge de la vida en los burgos.
Y creemos que este capitel relata la vida tan dura y las pruebas a las que se tenían que someter los siervos según las viejas normas del Fuero Juzgo, como luego explicaremos. Por tanto, con la curiosa sugerencia del Dr.Kessler tenemos probablemente identificada esta cara, como mostraremos al final.


Comentarios

Entradas populares