Capitel de la Anunciación en Santa María de la Serós (Huesca)

En un trabajo bien documentado que se publicó en la revista Codex Aqvilaensis (Nº 25, Dic-2009) el investigador Juan A.Olañeta - quien leerá su tesis doctoral en breve plazo sobre la figura de Daniel en el foso de los leones - mostró la estrecha relación iconográfica y doctrinal de los capiteles de ese tema entre Santillana y Yermo, en Cantabria, distantes apenas 10 kms, paralelismo que ya era sostenido por los estudiosos, entre ellos, García Guinea.
Nuestro amigo logró además interpretar el significado del capitel adjunto al de Daniel en la portada de Yermo, que venía siendo identificado –y así consta aún en la Enciclopedia del Románico- como un hombre despedazado por dos leones, símbolo del pecador víctima de sus faltas.
Portada de Yermo.A la izquierda Daniel en el foso y a la derecha el castigo a los conspiradores, descubierto por Olañeta

Su novedosa propuesta consiste en demostrar por la citada relación con Santillana, que realmente ese capitel muestra el pasaje del libro de Daniel consecutivo al reconocido del profeta en el foso de los leones, ya que siguiendo simplemente la lectura bíblica de la condena al foso de Daniel, tanto en Santillana como en Yermo, se muestra el castigo a que sometió el rey a los conspiradores que habían denunciado a Daniel: arrojados al mismo foso del que salió indemne Daniel, fueron devorados en su presencia. Ese es el contraste que aparece esculpido en Santillana y Yermo.
En una conferencia que Olañeta ofreció en el Ateneo de Santander, fue invitado García Guinea, autor de la descripción “clásica” y a su final nos dijo ( tuve el honor de estar presente) que le parecía correcta la nueva interpretación, ya que siempre que se siguieran los textos bíblicos para una lectura, no había nada que oponer. Probablemente, en una futura revisión de la Enciclopedia se recogerá esta aportación del investigador de la Universidad de Barcelona.


Con este preámbulo pretendemos argumentar que, siempre que sea posible, acudir a las fuentes bíblicas en un paso firme para identificar episodios que, caso de no hacerlo, pueden hacernos ofrecer interpretaciones que son “falsos amigos”, como ocurre con los idiomas.
En el pueblo oscense de Santa Cruz de la Serós se encuentra una de las iglesias más interesantes de la Jacetania, con una capilla o recinto oculto (hoy accesible por una escalera metálica) que induce al misterio y la fantasía sobre su utilidad. Se trata de Santa María de la Serós, edificada en el siglo XI y antes residencia de Doña Sancha, hija del rey Ramiro I, cuyo famoso sarcófago es hoy admirado en la ciudad de Jaca.
Muy cerca de Santa Cruz de la Serós tenemos el monasterio de San Juan de la Peña, no menos famoso, al que hemos mencionado en un apunte anterior como lugar documentado para realizar juramentos y juicios, e incluso hemos sugerido la posibilidad de que un extraño capitel de la nave de Santa María de la Serós pudiera estar reflejando una escena de ordalía, o al menos, de juicio de Dios.
Pero vamos a centrarnos en esta nueva propuesta en un bello capitel, claramente de la mano del maestro del sarcófago de doña Sancha que aparece en ese recinto “secreto”. Para ello utilizaremos nuestras fotos y cuando queramos mejor imagen, recurriremos a la socorrida y brillante web de nuestro amigo Antonio García Omedes, tan generoso como experto.
Pendientes de consultar el recién editado ejemplar de la Enciclopedia dedicado a Huesca, suponemos no difiera mucho de lo que recoge Omedes en su web “románico aragonés”, que lo identifica como “La Anunciación” y en un lateral un posible San José.
Capitel de la cámara alta de Santa María de Santa Cruz de la Serós. Anunciación
Esta lectura no parece ofrecer dudas respecto a la cara principal. Pero hemos de observar con detalle los personajes y su vestimenta, porque se sobreentiende que en el lateral izquierdo del capitel se repite la misma escena de la Anunciación, hecho muy poco frecuente.
En la cara central el arcángel apunta con su dedo índice de la mano derecha hacia María. Su peinado en rastas veremos que es diferente del otro ángel del lateral aunque sus rasgos mofletudos son idénticos. No vemos claro si en esta cara central lleva libro, cosa indudable en el lateral. Sus vestiduras son iguales en ambas caras y también va descalzo. En ambos casos apunta a la mujer.
En cuanto a María, si lo es también en el lateral, la diferencia es más grande. En la central tiene la cara enmarcada por un velo, mientras en el lateral lleva el pelo suelto. En el centro está arropada por una larga capa que recoge y anuda sobre el pecho. Está mucho más abrigada que la figura del lateral. En cuanto a la gestualidad, hay un abismo entre ambas. La mano derecha en la escena central es la típica de la “aceptatio” así como la postura algo sorprendida de la Virgen.
Respecto a la cara lateral, la figura femenina tiene otro peinado, viste distinta ropa, no tiene enmarcado el rostro y la gestualidad es mucho menos digna. De hecho, sus piernas están flexionadas, como asustada o encogida, se cubre el pecho con la mano izquierda y la mano derecha aparece sobre su bajo vientre en un giro extraño, pues parece estar dada vuelta.
Dejaremos para el final la descripción y propuesta del personaje masculino del lateral derecho.
Sin pretender ser tendencioso, parece poder concluirse que pese a detalles capilares, el ángel puede ser el mismo, pero en dos momentos distintos. Se trataría del arcángel San Gabriel. Sin embargo, parece que el tallista ha puesto interés en mostrar dos mujeres en diferente actitud, diferente ropaje, diferente peinado…en resumen, pudiéramos estar ante dos actuaciones del arcángel San Gabriel.
¿Y cuándo se producen esas dos intervenciones con mujeres del mismo arcángel?
Ahora es cuando tenemos que ir, simplemente, a los textos evangélicos y pensar que en el ámbito que está efigiado este capitel, un retiro secreto femenino, en el que se exalta la virginidad y la maternidad por decisión divina, dos virtudes, virginidad y maternidad, que son la esencia del mundo femenino medieval (y en muchas culturas, hoy) habrían de tener una especial devoción. Aunque no nos consta si esa capilla ha tenido advocación, bien podría haber sido “la capilla del arcángel San Gabriel”.
Porque en nuestra opinión, y como ahora mostraremos, el capitel no está dedicado –al menos únicamente-  a la Anunciación, sino al arcángel San Gabriel.
Y ahora hemos de tomar el Evangelio de San Lucas y seguir su relato:
Comienza Lucas (Lucas I) su Evangelio con el relato de Zacarías sirviendo en el Templo, ya anciano y sin hijos por la esterilidad de su esposa Isabel, prima de la Virgen María. Se le aparece Gabriel, quien un tanto riguroso porque Zacarías pregunta cómo se producirá el milagro del nacimiento de Juan el Bautista, su hijo, queda mudo hasta su nacimiento. Ya en casa, pocos días después Isabel queda encinta. “su mujer se mantuvo retirada durante cinco meses y decía: He aquí lo que ha hecho el Señor cuando quiso borrar mi oprobio entre los hombres”
De seguido, continúa Lucas: Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón llamado José de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Entrando junto a ella, le dijo: “Salve, llena de gracia, el Señor es contigo”. A estas palabras, María se turbó y se preguntaba qué significaría tal saludo. Y le dijo el ángel:” Deja de temer, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz un hijo al que pondrás por nombre Jesús. Será grande y llamado Hijo del Altísimo; el señor le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.” María dijo al ángel: “¿cómo será esto, pues no conozco varón”. Y el ángel le contestó : “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño que nazca será santo y llamado Hijo de Dios”.
(Hasta aquí, todos nos sabíamos la historia, pero el discurso del arcángel prosigue:
He aquí que Isabel, tu parienta, ha concebido también un hijo en su ancianidad, y la que se llamaba estéril está ya en el sexto mes. Porque nada hay imposible para Dios”. Dijo entonces María : “He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra”. Y el ángel la dejó.
Es decir, siguiendo el relato evangélico, aparece primero la mención a Zacarías, luego viene la Anunciación y al final de ella, la mención del arcángel a su anuncio anterior sobre Isabel. ¿No será ese el relato del capitel?
¿Qué sentido tendría disponer en dos secuencias similares una Anunciación en la que la cara frontal se ajusta al canon y la lateral muestra a una “María” en una postura absolutamente inadecuada, sin velo, con las piernas flexionadas, con una mano sobre el bajo vientre y la otra sobre el pecho?
A nuestro modesto entender, se ha esculpido en el capitel el ciclo de la Anunciación, pero resaltando la doble misión del arcángel San Gabriel como Anunciador de buenas noticias. Ya comentamos en su día que este aposento camuflado pudiera albergar en tiempos de angustia y temor a una comunidad en espera de buenas noticias, de noticias que vinieran de fuera anunciando el final de algún encierro sigiloso y prolongado.
Lateral derecho. Hombre barbado con palma. ¿Zacarías o San José?
Pero si esto es una hipótesis, sí es bien cierto que el desarrollo de las escenas tienen un protagonista, el arcángel y las dos apariciones consecutivas (seis meses) a Isabel para anunciarle su próximo embarazo “natural” con intercesión divina, y a María “sobrenatural” con la mediación del Espíritu Santo. Pensamos que la dama del lateral es Isabel y en la cara derecha quien puede estar representado, siguiendo el orden citado por el evangelio de Lucas, sea Zacarías. Sólo podemos ver un anciano barbado,  pero el hecho de que lleve lo que parece una palma nos permite aceptar una liberalidad tomada de los apócrifos, ya que esa palma indicaría el martirio sufrido por Zacarías, la primera víctima de la matanza de los inocentes, por no querer colaborar con la enfurecida tropa herodiana en busca del Niño. El propio San Juan con su madre tuvieron necesidad de un milagro para esconderse de la Matanza desatada.
Se ha venido considerando, dada la contigüidad a la Anunciación, que se trate de San José, portando la vara florida, con la que fue milagrosamente elegido para esposo de María. En este caso, también habría que apelar a los apócrifos. Si se toma a este personaje como San José, difícilmente encajaría la figura de Isabel al otro lado, mientras que si se acepta que la dama sea Isabel, tiene sentido y además encaja con el relato evangélico, que pueda tratarse de Zacarías, cuyo cadáver, por cierto, nunca fue encontrado.
Cierto es que existe un desajuste iconográfico. A Isabel nunca se le apareció el ángel, sino a Zacarías, Por tanto el diálogo que tuvo con María no se produjo con Isabel, pero creemos que la intención de mostrar al “Anunciador” dando buenas nuevas a ambas mujeres bíblicas ha superado cualquier reticencia iconográfica. Se ha buscado reflejar el parangón de Isabel y María (madres del Precursor y del Mesías) en su elección divina con la mediación del arcángel.

NOTA. EL 14 DE ABRIL (VIERNES SANTO) SE PUBLICA UNA NUEVA ENTRADA SOBRE ESTE TEMA QUE SE PROPONE ACLARAR LAS DUDAS AQUI PRESENTADAS.
                                                                                                                                            

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