El bestiario de Alne (Yorkshire) . Zorra, pantera.

Hace ya más de un año que disponemos de una colección de bellas fotos que muy pocos hispanos conocen por la lejanía de la iglesia estudiada, situada en el pueblecito de Alne en Yorkshire a más de 200 millas de Londres y porque no es un monumento muy conocido incluso en el Reino Unido, y sin embargo luce en su portada, bastante deteriorada, una muestra del bestiario sumamente original. Al parecer, la región es un tanto deprimida y deshabitada, de manera que hasta lograr encontrar dónde comer supone una dificultad. De eso sabemos algo en España cuando nos adentramos en los páramos castellanos.

Esas fotos fueron tomadas por una entusiasta estudiosa del románico, habitual en los cursos de la Fundación que promueve este blog, María José Friedlander, que esperamos se anime a comunicar en este sitio sus hallazgos, en sus constantes viajes desde Londres –su hogar- a la península. Como además tiene el buen gusto de publicar, empleando en ello los ahorros, sus estudios y sus viajes para el público de habla inglesa, hace un buen servicio para la promoción del románico entre los british, que seguro se animarán a visitar aquello que nuestra amiga les da a conocer.

Por tanto, además de agradecerle infinitamente el esfuerzo que hizo –con el apoyo de su esposo, el incansable Bob- en un viaje a casi 400 kms. desde su casa para fotografiar esa portada, que sirvió de apoyo para documentar un artículo que espera ver la luz algún día, hemos de añadir la divulgación de nuestro románico entre los ingleses. Por si no bastara, María José es una gran especialista en orquídeas y recorre el mundo dando conferencias sobre tan aparentemente delicadas flores.  A ella dedicamos este trabajo.
Portada románica de la iglesia de Alne, en Yorkshire, Inglaterra.
Maria José se dispuso a realizar el viaje cuando le envié un artículo escrito en 1912 por el arqueólogo inglés Sir George G.Druce titulado “The caladrius and its Legend, sculptured upon the Twelfth-Century Doorway of Alne Church, Yorkshire” ya que era sobre este mitológico pájaro, el caladrio, la investigación que estábamos haciendo. Tiempo después pude ver que el texto era citado por prestigiosos estudiosos actuales, como el Dr. Herbert Kessler, casualmente también asiduo profesor en los Coloquios de otoño de la Fundación en Aguilar. En consecuencia, vamos a realizar la visita a esa portada basados en el artículo de Druce y las magníficas fotos de María José y Bob para conocer las leyendas esculpidas, hoy casi olvidadas.
Algunas descripciones las tomaremos del estudio editado en 1887 por J. Romilly Allen “The medieval Bestiaries: Early Christian Symbolism in Great Britain and Ireland before the Thirteenth Century” que se detiene precisamente en esta portada sur de la iglesia de Alne. También el magnífico estudio de tres historiadores: Pilar Docampo, Javier Martínez y Jose A.Villar “La versión C del Fisiólogo latino.El Codex Bongarsianus 318 de Berna” con claras ilustraciones, nos van a ayudar.

 Tal como veremos en las fotos, algunos animales o dovelas de la portada fueron sustituidos: lo notamos tanto en el color de la piedra como en los motivos. Por ejemplo, un Agnus Dei que probablemente no estuvo en la original, “cristianizando” la portada como se solía hacer ante elementos supuestamente paganos. 
Agnus Dei  en la portada de Alne. Sobre esta figura, la arquivolta que estudiamos, encabezada por las figuras de la zorra y la pantera.
Ayuda mucho en la identificación el hecho de que los diferentes animales venían enmarcados en una leyenda, a veces casi perdida, pero todos ellos figuran en actos que les asignaban los libros de bestiarios medievales, con las descripciones de sus características. Del conjunto, sólo doce motivos son originales, y el resto hasta diecinueve son los manipulados o perdidos.
Sin entrar en más profundidades, hemos de tener en cuenta que el Fisiólogo es un libro escrito hacia el siglo II probablemente en Alejandría de autor anónimo que tuvo gran éxito por su capacidad de destacar las cualidades y defectos de los animales, aunque fue a partir del siglo XI cuando esas características fueron adaptadas a las virtudes y defectos de los fieles cristianos, cuando se expandió por numerosas copias del Bestiario, alcanzando su mayor difusión a partir del siglo XIII llegando hasta el Renacimiento. Se basaba en la idea de que nada  de lo que dicen las Escrituras carece de semejanza en la naturaleza, y era un soporte inmejorable para los predicadores encontrar apoyo a sus enseñanzas en los animales fácilmente identificables por los fieles. Se extendió su uso hasta los libros iluminados de la Baja Edad Media, llegando incluso a utilizarse el Bestiario como referencia de amores no correspondidos y otras virtudes, como bien conocemos por las iluminaciones del unicornio, por ejemplo.
Sobre el Agnus Dei, la escena en la que aparece la zorra patas arriba, engañando a las aves a las que va a devorar. Sobre ello se puede leer VULPIS. No tienen relación ninguna ambas imágenes.
La primera talla permite leer VULPIS, y muestra a un zorro ( si es macho o hembra lo elige el lector, aunque habitualmente se cita en femenino, como es la astucia) tumbado como muerto y sin respirar, con los patas en alto, inspeccionado por dos pájaros que acercan sus cabezas a las fauces del animal, que fingiendo su muerte logrará el bocado fácilmente, habilidad que, como en los demás casos, se atribuía al zorro en el Fisiólogo en que se basaban los bestiarios medievales. El zorro representa al Diablo (ya en los Bestiarios) quien para los que viven en la carne parece estar muerto, pero cuando han entrado en el mal y son atrapados en su boca, los toma  con un salto y los devora. Se cita el Evangelio de Lucas en el que Cristo alude a Herodes: “Y dile a esa zorra”. También Sansón amarró por el rabo a cien raposas y les prendió fuego para destruir los sembrados de los filisteos. Y en el Cantar de los Cantares se dice: cogednos las raposas que acaban con el viñedo.
Detalle de la astucia de la zorra fingiéndose muerta ante los pájaros


El segundo medallón muestra la leyenda PANTHERA, que aparece como enfrentada a un pequeño dragón alado. Para los poetas y escritores medievales, el atractivo de la pantera residía en la belleza de su piel, de variados matices, similar al manto de San José, según Philip de Thaun, que impresionaba por su brillo: Es noble y está adornada como una reina, según dice la Sagrada Escritura: La reina estará a tu derecha, envuelta en un vestido de oro y muchos colores” (Malaxecheverria). En ocasiones, el pequeño dragón aparece alejándose volando de la pantera, mientras acuden al rugido de ésta todos los demás animales, que a veces se dividen en dos grupos: los más cercanos que responden a su rugido son los judíos y los que vienen de más lejos, los gentiles.

 La pantera, una vez satisfecho el apetito, se encierra en su cueva y duerme durante tres días. Al despertar desprendiendo un suave olor y un agradable aliento, hace que todos los animales, excepto el Dragón, le sigan fielmente. No es  difícil encontrarle similitud con Cristo resucitado. 
Detalle del medallón de la Pantera en la arquivolta de Alne.
Quizás convenga comentar aquí que en algunos casos el animal esculpido en el románico interpretado como “león” pueda realmente representar a la pantera, especialmente si remite a un significado positivo, como vemos por el texto del bestiario. Recordamos ahora mismo la portada de Santa María de la Serós, que pudiera mostrar un león y una pantera (la de nuestra derecha). Si esto fuera así, ya que vemos muy diferente el formato de uno y otro animal, se justificaría la misteriosa flor bajo “nuestra” pantera por la constante referencia al dulce y atractivo olor que desprende el bicho. Las pequeñas orejas, el collar, el cuerpo más delgado y hasta la posición del rabo, diferente a la clásica del león, nos permite aventurar esa posibilidad.
Tímpano de la portada de Santa María de la Serós en Huesca, tomada de la web románico aragonés de Dr.García Omedes
La pantera es amiga de todos los animales excepto de la serpiente (el dragón) el único animal que no se deja seducir por su agradable olor, que se muestra como muerto cuando la pantera lanza su grito y todos los animales le siguen. Obviamente, Cristo es la pantera y el diablo es el dragón. Los matices de su bella piel son las cualidades divinas: sabiduría, bondad, sutileza,etc. Su grito es la palabra de Dios que hace que los pueblos de la tierra le sigan, excepto el diablo, que lo odia. Es un animal tranquilo y muy tierno. En los bestiarios latinos se cita la Biblia: (Oseas, v.14). Me hice como un león para la casa de Judá y como una pantera para la casa de Efraín. “Factus sum sicut leo domni Juda, et sicut pantera domni Ephraim.”
Por su parte, San Isidoro en sus Etimologías, en el libro referido a los animales, según estudia la doctora Maria Gabriela García Teruel en su tesis doctoral en la Universidad de Oviedo titulada "Sobre los libros y la significación de los animales" señala que en el parto de la pantera "las crías arañan la matriz desde el interior provocando su salida y que la madre quede imposibilitada para poder concebir en bastante tiempo, dados los daños internos que sufre".
Imágenes medievales de la pantera, abajo seguida de todos los animales excepto la serpiente
En un precioso trabajo publicado en 1896 por E.P.Evans “Animal symbolism in Ecchesiastical Architecture”, además de lo ya expuesto, se añade que en un poema de Hugo von Langenstein," El Martirio de Santa Martina" de 1293 se hace la alegoría de Cristo como pantera, “pantera divina” y se ensalzan las virtudes que mencionamos antes. Un trovador anónimo del siglo XIII compara el poder del amor al de la pantera: aroma irresistible, aspecto bellísimo, color iridiscente, hacen que prefieran morir antes que perder su huella. Puede ser mera casualidad que en un alegato contra la divinidad de Cristo atribuido a Celso se diga que realmente era hijo de un soldado romano de nombre Panthera.
El texto de Romilly Allen incorpora dibujos del bestiario Picardy de la Librería del Arsenal en París, que mostramos y vamos a estudiar.
Arquivoltas de la portada románica del siglo XII de la iglesia de Alne (Yorkshire) Inglaterra

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